Novena de Aguinaldos día dos.

Bendición inicial:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

R: Amén

Querida familia:
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros.

Pidamos pues a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar, avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.

Leamos la Palabra de Dios

Mientras estaban en Belén, a María le llegó la hora de tener su primer hijo. Como no encontraron ningún cuarto donde pasar la noche, los hospedaron en el lugar de la casa donde se cuidan los animales. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre’. (Lc 2,  6)

Palabra de Dios.

Consideración

Día Octavo

Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones; pero no lo encuentran, ya por hallarse todos ocupados, ya porque se les desechase a causa de su pobreza. Empero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. El Niño, aún no nacido, regocijábase de aquellas negativas, que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos, era una dulce melodía para sus oídos. Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas
humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana.

¡Oh Divino Niño de Belén! Esos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! el espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios. ¿Cuántas veces no ha sido también el nuestro? ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios que nos solicita a convertirnos, o a santificarnos o a conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial, aunque cada uno a su modo lo lleva grabado en sí? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz. No
le conocemos sino cuando nos vuelve la espalda y se aleja después de nuestra negativa.

Pónese el sol del 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que le rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental
y cierran sus puertas al ver a su Madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.

Amén.

Oración de bendición

Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana, nuestra familia, que está aquí presente, para que las imágenes de este nacimiento nos ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños y a vivir las virtudes del hogar en que Jesús fue acogido con amor.

Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.

En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

R: Amén

Oración para todos los dias.

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Oración a la Santísima Virgen María.

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradaste tú para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Se reza tres veces el Ave María.

Oración a San José

¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

Se reza el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre.

Oración al Niño Jesús

Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”.

Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

Se reza tres veces Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!

¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos!, ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte brazo!

¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!

¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh lumbre de oriente, Sol de eternos rayos, que entre las tinieblas, tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!

¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño da al mísero, amparo!

¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas, con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto, bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado luce, hermosa estrella, brota, flor del campo!

¡Ven, que ya María, previene sus brazos, do su Niño vean en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!

Véanse mis ojos, de ti enamorados bese ya tus plantas, bese ya tus manos! ¡Prosternado en tierra te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi llanto!

¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos; ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

Villancicos

Campana sobre campana.

Campana sobre campana,
Y sobre campana una,
Asómate a la ventana,
Verás el Niño en la cuna.

Belén, campanas de Belén,
Que los ángeles tocan
¿Qué nueva me traéis?

Recogido tu rebaño
¿A dónde vas pastorcillo?
Voy a llevar al portal
Requesón, manteca y vino.

Belén, campanas de Belén,
Que los ángeles tocan
¿Qué nuevas me traéis?

Campana sobre campana,
Y sobre campana dos,
Asómate a esa ventana,
Porque está naciendo Dios.

Belén, campanas de Belén,
Que los ángeles tocan
¿Qué nueva me traéis?

Campana sobre campana,
Y sobre campana tres,
En una Cruz a esta hora,
El Niño va a padecer.

Belén, campanas de Belén,
Que los ángeles tocan
¿Qué nueva me traéis?

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